Comercio responsable: el papel del cumplimiento social en la cadena de suministro
Durante los últimos años, el comercio exterior ha evolucionado más allá del cumplimiento documental. Hoy, las cadenas de suministro enfrentan el reto de demostrar que sus operaciones son éticas, sostenibles y libres de trabajo forzoso.
En este contexto, las certificaciones OEA y CTPAT han fortalecido sus requisitos de debida diligencia social, integrando medidas para asegurar que ninguna parte de la cadena productiva o comercial participe en prácticas laborales coercitivas o de explotación humana.
Para cumplir con los requisitos establecidos en el formato E3 “Perfil de la Empresa” del programa OEA, las empresas deben contar con una política y un programa de cumplimiento social documentado, aplicable tanto a sus empleados como a sus socios comerciales. Este programa debe explicar cómo la empresa garantiza que los bienes, insumos o mercancías (ya sean nacionales o importados a México) utilizados en la elaboración de su producto final, no fueron obtenidos, producidos o fabricados, total o parcialmente, mediante trabajo forzoso o infantil, conforme al artículo 23.6 del T-MEC y al Acuerdo emitido por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
De igual forma, para cumplir con el Perfil de Seguridad del programa CTPAT, las empresas deben tener un programa de cumplimiento social que describa cómo aseguran que las mercancías importadas a Estados Unidos no fueron extraídas, producidas o fabricadas bajo formas de trabajo prohibidas, como trabajo forzoso, servidumbre, trabajo en cárceles o trabajo infantil en condiciones de explotación. Estas medidas se sustentan en la Sección 307 de la Ley de Aranceles de 1930 (Sección 1307 del Título 19 del Código de los Estados Unidos) y en el Convenio No. 29 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Cumplir con estos lineamientos no solo ayuda a evitar sanciones o la pérdida de certificaciones, sino que también fortalece la reputación de la empresa frente a clientes, autoridades y socios comerciales. Adoptar políticas éticas, solicitar declaraciones de cumplimiento a proveedores clave, realizar autoevaluaciones periódicas y mantener evidencia documental son prácticas que refuerzan la credibilidad de la organización y la preparan para cualquier proceso de validación o revalidación OEA o CTPAT.
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